Después de un par de conferencias de prensa algo más flojas, Mourinho recuperó el juego directo, defensa agresiva y rápida circulación de argumentos. Hay quien asegura que lo hizo para reactivar el interés hacia el partido de hoy y evitar cualquier atisbo de confianza en sus jugadores. Es probable. La experiencia nos enseña que no da puntada sin hilo y, de no conocer sus sofisticadas estrategias motivacionales, caeríamos en la tentación de pensar ayer se llevó por delante a Benzema, Sergio Ramos y la cantera.
La cosa fue como sigue. Haciendo uso de las metáforas campestres, Mourinho dijo (o eso se le entendió) que jugar con Benzema es como salir de caza con un gato, en lugar de con un perro, comparación que identifica a Higuaín con el mejor amigo del hombre y a Valdano, por no fichar otro punta, con el peor amigo del entrenador.
En una explicación que pretendía evitar los lamentos y que casi fue un lamento continuo, el técnico barajó la posibilidad de un cambio de sistema que le permitiera contar con un delantero competitivo en el banquillo, ya que la cantera no es una opción de presente. Eso nos dejaría con un trivote (Xabi, Lass, Diarra) y tres atacantes (Di María, Özil, Cristiano). No obstante, cuesta imaginar que Mourinho (incluso él) sea capaz de prescindir de un ariete que viene de marcar tres goles en la Champions.
Para terminar de motivar a los muchachos, el entrenador aclaró que Arbeloa no jugará por lesión de Sergio Ramos (esguince en un ligamento de la rodilla derecha), sino porque le ha ganado el puesto.
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